«Nunca vi nada igual, era saña», aseguró el jefe de seguridad del local bailable, Alejandro «Chiqui» Muñoz, con la voz entrecortada, ante el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 1 de Dolores. En su testimonio sostuvo también que «uno con rodete», en referencia presuntamente a Matías Benicelli, «le pegó una patada en la cabeza» a Fernando «y ahí no se levantó nunca más». Además, este testigo dijo que cuando el joven quedó tirado en el suelo, «le siguieron pegando, se turnaban».
A su vez, señaló que, previamente, Máximo Thomsen, otro de los imputados, «se peleó con Fernando adentro» del local, y que al tratar de sujetar y expulsar al rugbier del boliche, el joven hizo «tanta fuerza» que tuvo que pedir ayuda a un compañero del equipo de seguridad, pese a sus 2.03 metros de estatura y sus 150 kilogramos.
Luego contó que, una vez afuera, «ocho o nueve» agresores fueron hacia el lugar en el que se encontraba el estudiante de derecho, «todos corriendo», y que lo golpearon «a patadas». Según precisó, cuando se retiraban del lugar del ataque, los imputados decían: «Vámonos que viene la policía».